4- El microclima en el que encuentre tu invernadero
Aparte de la altitud y la latitud , otros muchos factores pueden afectar al ambiente interno de tu invernadero.
Por ejemplo, la proximidad o lejanía al mar o al océano, condiciona la suavidad o brusquedad que se puede llegar a producir durante el día y la noche, o durante los cambios de estación. Por ejemplo, en la provincia de Valencia, España, que está junto al Mar Mediterráneo, presenta una fluctuación de temperatura mucho menor, entre el día y la noche, que por ejemplo, Cuenca, ubicada en el centro de España, muy alejada de grandes masas de agua y cuyas temperaturas pueden fluctuar entre el día y la noche (en enero de 2017 se midió una temperatura mínima de -12,3ºC y una máxima de 17,4ºC, lo que arroja una diferencia entre ambos valores extremos de casi 30 grados en un solo día).
También debes tener presente el «efecto pantalla» que ejerce la presencia cercana de árboles, montañas, y otras obstrucciones cercanas a tu estructura, las cuales pueden proyectar sombra sobre el invernadero, especialmente en las mañanas.
Respecto a las montañas, ojo con ellas, ya que pueden influenciar en el patrón del viento y las tormentas.
Otras consideraciones ambientales son las nubes y la niebla que pueden formarse en ciertas horas del día, en áreas específicas, reduciendo la entrada al invernadero de luz solar y en consecuencia , ejercer un efecto negativo en la fotosíntesis; vientos fuertes, los cuales pueden causar daños estructurales y absorber el calor del invernadero; polvo y arena, que pueden arañar la superficie del invernadero; y por último, la nieve y el granizo.